miércoles, 1 de febrero de 2012

Enemigo de sí mismo.

Pide demasiado, aún sin pedir nada. Llueve cartas desde el cielo suplicando un amor que - ya sabe- va a rechazar. Abre su paraguas ante hermosas palabras de amor. Discrimina la lealtad que le ofrecen y antes que nadie derriba sus propias fortunas.
Teme ser querido, y ése es su peor desafío. Es imprudente quien dice aceptarlo como es pero vive arrastrado a la cadena de una mala mujer que no ve ni su sombra.
Lágrimas intoxicadas de risas bobas, deseos de hoy en el balcón de los suspiros, fuertes convicciones de un mañana mejor y un par de amores sinceros esperando florecer.

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