miércoles, 25 de enero de 2012

él.


Dediqué la noche a hundir mis dedos por tus pliegues.
Intenté hacer meditar tu figura hasta enloquecernos. Besándo cada partecita inquieta de tu cuerpo.
Buscando la manera de decirte con cada caricia, las dos millones de formas que siento mi corazón lleno de ti.
Tratando de ser dulce, delicada y sincera en mis gestos, pasional, divertida y enérgica. Siendo lo que soy por sentimiento, por pureza y amor. Y tú, tan perfecto, bello y único que a veces siento que eres un sueño y no quiero despertarme de esto, jamás.
Esperando impaciente que vuelvas, y que nuestro abrazo sea eterno.
Queriendo que este momento se congele y pueda gritarle al viento que ya no sufriré más, porque tu estarás siempre conmigo.
Queriendo quererte cada día más, y llenar mis pulmones de tu aire. Y envolverme ahí, chiquita...entre tus brazos de hierro y diamante. Entre tus ojos café y de esperanza. Entre la delicia de esos labios carnosos que saben al gusto del amor.

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