Eres consciente de todo lo que ocurre a tu alrededor y sin embargo ríes.
Regalas a la vida una sonrisa macabra porque no sabes cuando te va a devolver un golpe negro que deje una marca en tu cara.
A veces tienes cuanto deseas para ser feliz, y sin embargo lloras.
Prestas unas lágrimas de cristal porque crees que se van a romper y ya nunca más, en ti, volverán a nacer. A pesar de saber que volverás a caer.
Estás sosegada. No obstante, tu corazón late incesantemente. Tienes miedo, tu mirada te delata.
Te sientes inquieta, lo sé pero duerme tranquila porque que ya no llamará más a tu puerta. Ten la certeza de que no volverá. Y deja que tu cuerpo y tu alma vivan en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario