miércoles, 25 de enero de 2012

Va con el ánimo.

Eres consciente de todo lo que ocurre a tu alrededor y sin embargo ríes.
Regalas a la vida una sonrisa macabra porque no sabes cuando te va a devolver un golpe negro que deje una marca en tu cara.
A veces tienes cuanto deseas para ser feliz, y sin embargo lloras.
Prestas unas lágrimas de cristal porque crees que se van a romper y ya nunca más, en ti, volverán a nacer. A pesar de saber que volverás a caer.

Estás sosegada. No obstante, tu corazón late incesantemente. Tienes miedo, tu mirada te delata.
Te sientes inquieta, lo sé pero duerme tranquila porque que ya no llamará más a tu puerta. Ten la certeza de que no volverá. Y deja que tu cuerpo y tu alma vivan en paz.

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